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"Demasiadas veces, agoreros, analistas sesudos, políticos interesados, perspicaces sociólogos, o conspicuos periodistas han hecho de la educación un cúmulo de aspectos negativos en cuanto a organización, resultados, objetivos o medios. Desde la tribuna o la columna de prensa parece apropiado vestir a la enseñanza con el aura gris de la crítica sin más. Sabemos que desde las aulas sólo se puede ser optimistas. Porque creemos que el ser humano es perfectible, somos educadores y por tanto optimistas.

A partir de esta profesión de fe, dibujamos un proyecto educativo que tiene como eje fundamental a la persona, como individuo y como pieza social.

El individuo que queremos forjar es libre y responsable, dotado de motivación y curiosidad que le conduzcan por el ejercicio de la razón hacia la confianza, la seguridad y la autonomía y por la creación y el esfuerzo bien dirigido a la realización personal y la felicidad.

Como persona social es dialogante, respetuoso y tolerante pero inflexible ante la intolerancia, la injusticia o la agresión, crítico ante la desigualdad, el consumismo, el abuso de poder, o el dirigismo cultural de tecnologías y medios".

Emilio Hurtado - 1999